«OASIS» DE LA CLANDESTINIDAD A LA VISIBILIDAD. Entrevista con Alejandro Zuno

«En general creo que todo el cine de diversidad además de tener un valor cinematográfico, también tiene un valor social cuando aporta a la visibilidad».

En Oasis, segundo cortometraje de Alejandro Zuno (Cuarto de Hotel, 2016), Ofelia (Norma Pablo) sale del metro Bellas Artes de la Ciudad de México y camina por la emblemática Alameda Central del Centro Histórico. Tiene un objetivo: encontrar el Bar Oasis, donde, según una amiga suya, su marido Agustín pasa las noches bailando con otros hombres. La vida es azar, casualidad y lo que se creía encontrado es sólo un paso a lo que en verdad se necesita. Ofelia, en la búsqueda de lo que pensaba era suyo, hallará algo nuevo, Jackeline (Morgana Love), una prostituta transgénero que la levanta de su caída ante la revelación del Oasis.

Zuno, realizador, guionista y editor cuequero, siguió los pasos de Ofelia por la línea azul del metro para llegar a la función del Programa de Diversidad Sexual + en el Museo Memoria y Tolerancia, donde Oasis (recientemente galardonado con el Premio Ariel y la Diosa de Plata) fue presentado para participar en el cine debate del Centro Educativo Tuper y responder a las preguntas respecto a su inspiración para el diseño de arte, hasta sus preocupaciones por la situación socio-política de la comunidad LGBT+ en México. “Pensaba que iba a haber mucha gente joven y mucha gente gay. Me di cuenta que había un público muy diverso. Siempre es muy enriquecedor escuchar sus comentarios”.

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Alejandro Zuno durante la sesión de Q&A en el Museo de Memoria y Tolerancia (Patricia Ríos)
  • El CUEC y el oficio del asistente de dirección.

“Me dejé llevar por esta cosa de asistir, asistir, asistir, y de repente me entró esta necesidad muy fuerte por dirigir. Entonces levanté Cuarto de Hotel de mi dinero, sin apoyo, y en realidad mi único objetivo era volver a dirigir”.

En 2002, Zuno comenzó sus estudios en el CUEC donde conoció a Ernesto Conteras (Párpados Azules2007), a quien considera su “padrino cinematográfico”. “Él iba saliendo del CUEC cuando yo entré. Generalmente dos alumnos destacados de la última generación forman parte del comité de selección de la nueva generación. Cuando yo entré en ese comité de selección estaban Ernesto Contreras y Alejandra Sánchez (Smuack, 2015). Ernesto me asesoró en la tesis, me invitó a asistirle en dirección en Las Oscuras Primaveras (2014), y tenemos una relación armónica de colaboración, de intercambiar opiniones. Él me da a leer sus guiones, yo le doy a leer los míos; nos vamos a tomar un mezcal y platicamos de nuevas sugerencias”.

Una de las huellas más importantes que le dejó su periodo universitario fue la camaradería con sus compañeros de generación, con quienes sigue colaborando en proyectos, como con su fotógrafa Ximena Amann: “Nos conocemos tan bien que ella sabe mis gustos, yo sé lo que le gusta a ella. Poner la cámara, encuadrar, hoy resulta muy sencillo.” Fue en esta época cuando comenzó a establecer las preocupaciones que guiarían su trabajo, particularmente aquellas en las que se encuentren la sinceridad y un impulso enraizado en historias profundas y personales.

En el CUEC tuvo a maestros como Roberto Fiesco (Club Amazonas, 2016) quien menciona haberle dado su primera oportunidad como segundo asistente de dirección. “A mí este oficio me ha permitido vivir del cine”, menciona el cineasta que también ha colaborado con Astrid Rondero (Aguas Quietas, 2011), Luis Urquiza (Obediencia Perfecta, 2014), entre otros. Con agradecimiento y humildad, declara que ha aprendido mucho y que desde entonces ya sentía el ímpetu de dirigir su propio proyecto: “Me dejé llevar por esta cosa de asistir, asistir, asistir, y de repente me entró esta necesidad muy fuerte por dirigir. Entonces levanté el cortometraje Cuarto de Hotel (Selección Oficial, FICM 2016), de mi dinero, sin apoyo, y en realidad mi único objetivo era volver a dirigir. Ya tenía una necesidad muy fuerte por crear. Ahora lo que me está sucediendo es que tengo que irme despidiendo poco a poco de la asistencia y empezar a concentrarme en mis proyectos como director.” Este cortometraje significó no sólo el regreso de Zuno a la dirección, sino también el inicio de su firma autoral. En él se vislumbra una tenue pero enriquecida crítica social a la situación de las mujeres trans en México, relacionado con los temas morales, económicos, religiosos, morales y de derechos.

Cuarto de Hotel (Filmin Latino)
Fotograma de «Cuarto de Hotel» (Filmin Latino)
  • Rostros de mujer, cuartos de hotel.

“En el cine mexicano hay muchas protagonistas mujeres, pero son protagonistas llenas de estereotipos y tienen preocupaciones superficiales. Me surge esa necesidad de visibilidad de otros rostros de la mujer”.

Un gran tema que ha comenzado a influir en su obra es el mundo femenino. Su primera influencia fue la relación con su madre: “Cuando yo nací ella tenía 18 años, estaba estudiando la carrera en la UNAM y estaba envuelta por un ambiente o búsqueda de cosas distintas. Yo recuerdo que en casa no había televisión y ella buscaba mostrarme otras cosas.” Aunque su madre es economista, se interesaba por acercar a Alejandro al cine. Un vívido recuerdo son las proyecciones infantiles en la Muestra Internacional de Cine: “Me llevó a ver películas francesas. Mucho tiempo después yo identifiqué ‘¡Ah, claro! Eso era de Chabrol (Le Beau Serge, 1958) y ella ni lo sabía.” Cuando le comentó sus intereses, ella se encargó de fomentar su primer acercamiento al cine: la actuación. “Me empezó a llevar a clases de teatro para niños, luego para adolescentes. Pasé casi toda mi adolescencia en la Casa del Teatro y ahí fue donde descubrí que existía un director que trabajaba con los actores y que llevaba la batuta”. La literatura también ha sido una herramienta importante de inmersión hacia ese universo. “Ahora estoy clavado con una canadiense que se llama Alice Munro (Premio Nobel de Literatura, 2013). Son historias cortas y siempre sus protagonistas son mujeres, me interesa mucho el mundo femenino.”

Su trabajo es el reflejo de historias sobre sus preocupaciones por la sexualidad y la identidad de género, en conjunto con sus implicaciones sociales. Dentro de sus personajes están prostitutas trans, jóvenes gay tomándose de la mano en público y mujeres sensibles pero fuertes. No es fortuito que dentro de sus principales influencias estén Pedro Almodóvar (La Ley del Deseo, 1987), François Ozon (La Piscina, 2003) y Julio Medem (Habitación en Roma, 2010): “Estoy viendo que en el cine mexicano hay muchas protagonistas mujeres, pero son protagonistas llenas de estereotipos y tienen preocupaciones superficiales. Yo digo ‘bueno, no son mis amigas, no son las mujeres a mi alrededor’, entonces también me surge esa necesidad de visibilidad de otros rostros de la mujer”.

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Fotograma de «Oasis» (Cortesía de Alejandro Zuno)

Los elementos comunes que ha mostrado hasta ahora, son los cuartos de hotel, los personajes de la comunidad LGBT+ y los confidentes inesperados. Dos mundos diferentes que se entienden muy bien y encuentran en el otro comprensión, amor y cariño. Para él, la vida está marcada por casualidades. Es por ello que sus personajes están unidos por relaciones azarosas, y sólo por un corto tiempo. En Los Ojos de Emilio (2005) un chico que está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias por amor, lo encuentra en una relación casual pero inolvidable. En La Despedida de Eugenio (2009) el vacío y la tristeza se disuelven en abrazos y confesiones; Cuarto de Hotel (2016) la identidad clandestina QUE encuentra su luz en una completa desconocida; por último en Oasis, Ofelia descubre un paraje en medio del desierto en Jackeline.

Oasis es la culminación de un camino de aprendizaje. Ha sido el proyecto en el que ha percibido más colaboración con su equipo y donde elevó sus propios niveles de exigencia: “Ya no quiero trabajar si no es de esa manera, porque significa respeto a mi oficio, pero también al espectador. Lo que me quedó claro es que di el cien, no pude haber dado más, fue una entrega absoluta al trabajo. Aprendí mucho del trabajo con los actores, me preparé mucho para enfrentarme a ellos.” Sus dos actrices protagónicas son Norma Pablo (Fisuras, Roberto Fiesco, 2016) y Morganna Love (Made In Bangkok, Flavio Florencio, 2015): “¡Con ellas hice un trabajo!” dice entre risas “sólo son 16 minutos y estuvimos trabajando mes y medio; con Morganna dos meses de varias sesiones a la semana para la construcción de personaje.”

El cineasta mencionó estar muy agradecido con el equipo que colaboró en este cortometraje: “Yo hice Oasis invitando a mis amigos. El presupuesto era muy poquito y no tenía para pagarles lo que ellas cobran, y la verdad es que lo hicieron porque nos queremos, porque hay una visión en común, porque había una historia que nos entusiasmaba juntos. Eso también rescato de haber asistido, he conocido gente maravillosa.”

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Fotograma de «Oasis» (Cortesía de Alejandro Zuno)
  • VIH, machismo y galardones

“Una problemática social que a mí me parece muy dramática es el de las mujeres infectadas con VIH/SIDA. Realmente hay pocos estudios sobre eso, pero es la tercera epidemia de SIDA en el país”.

Es por todo esto lo anterior –la colaboración con su equipo, el trabajo exhaustivo con sus actrices, su absoluto compromiso- que Oasis ha sido su película más exitosa hasta el momento (ganadora recientemente del Premio Ariel a Mejor Cortometraje de ficción). Pero Zuno no se deja llevar por el brillo del reconocimiento: “Ganar un premio se siente muy bonito, pero los premios los puedes poner en tu librero y ahí se quedan, creo que lo importante es seguir filmando.”

Uno de los logros de esta película fue haber recibido el apoyo del IMCINE, lo cual Zuno reconoce como un avance institucional contra la fobia y discriminación a la comunidad LGBT+, tanto con los realizadores como con las historias: “Yo escucho historias de Roberto (Fiesco) sobre que en esos años era muy difícil encontrar apoyos gubernamentales porque no se apoyaban películas de homosexuales, y ahora Oasis está filmado con un apoyo del IMCINE. Yo tuve la oportunidad de ser jurado ahí y lo que discutíamos era la calidad de los proyectos, no los temas. Creo que ha habido un avance importante.”

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Fotograma de «Oasis» (Cortesía de Alejandro Zuno)

Oasis es un paso adelante en materia de visibilidad de la diversidad sexual y sus impactos sociales. “Una problemática social que a mí me parece muy dramática es el de las mujeres infectadas con VIH/SIDA. Realmente hay pocos estudios sobre eso, pero es la tercera epidemia de SIDA en el país: mujeres de bajos recursos, baja escolaridad, que son infectadas por sus maridos que tienen relaciones sexuales fuera del matrimonio. Este fenómeno me parece que encierra, que habla mucho de nosotros como sociedad. Por un lado, que no hemos sido capaces de aceptar nuestra diversidad, y por eso hay tantos hombres que se ven llevados a llevar una vida heterosexual: casarse con una mujer, tener hijos, pero no es que lo hagan por cabrones, lo hacen porque también son víctimas de una sociedad que no les permite vivir abiertamente su preferencia sexual y ellos creen que no hay otra alternativa. Claro, los deseos pueden más y se ven llevados a llevar una vida clandestina y no saben cómo cuidarse, protegerse, porque tampoco les están llegando las campañas de prevención o detención.”

El reto para Zuno fue escribir un guion con una crítica social implícita y objetiva, que no cayera ni en lo explicativo ni en los juicios. Un ejemplo es la escena en la que Ofelia entra al bar Oasis: “Yo no quiero juzgar a mis personajes. No quería decir ‘este hombre es un cabrón’, y de hecho se muestra el lugar como un espacio de celebración, no es un lugar sórdido, no vemos a los hombres tristes. Se ven felices, sonriendo, porque me parece que la labor del cineasta con sus personajes es abrazarlos y comprenderlos sin importar las circunstancias que estén viviendo y hacer una crítica más profunda pero no a ellos sino al contexto social que nosotros mismos hemos generado y permitido que siga.

Las víctimas de la violencia y la discriminación no sólo son de la comunidad LGBT+, son también las mujeres heterosexuales que confían ciegamente en sus esposos pero que en realidad desconocen sus preferencias sexuales, un tema importante de visibilizar: “Me sorprende cómo la comunidad gay hemos aprendido a cuidarnos y hemos dejado de ser un grupo vulnerable, y las mujeres que están casadas, que llevan una vida monógama se han convertido en un grupo vulnerable. Entonces espero que esté aportando visibilidad a eso, en general creo que todo el cine de diversidad además de tener un valor cinematográfico también tiene un valor social en ese aspecto de aportar a la visibilidad.”

Ariel (Multimedios)
Con «Oasis» Zuno ganó el premio Ariel a Mejor Cortometraje (Multimedios)
  • El cine, su compromiso con la comunidad LGBT+

“Mi ópera prima trata de la intersexualidad, es un tema que es muy difícil, mucha gente ni siquiera sabe a qué se refiere. Espero que efectivamente los premios abran puertas que voy a seguir tocando”.

La preocupación de Zuno por el ambiente político en materia LGBT+ se puede encontrar también en su cortometraje 25 Días de Lluvia y Sol (2005) para el cual documentó la 25ª marcha del orgullo en la capital mexicana. Hoy, a quince años del documental, ve en el país un proceso diverso, pero aún sin concluir: “En esos años uno no le daba tan fácil la mano a su novio en la calle, y ahora se ha vuelto una imagen común en ciertas zonas de la Ciudad de México: en la Condesa, en la Roma, en la Zona Rosa. Todavía hay otras zonas donde es más complicado, pero en general creo que en la Ciudad sí ha habido una apertura hacia la diversidad sexual, pero no sucede lo mismo en otros estados del norte o del sur. Justo esta epidemia de VIH/SIDA está en Chihuahua, en Nuevo León, en Estados donde todavía reina una sociedad más conservadora, el machismo, donde muchos hombres a pesar de ser homosexuales no conciben vivir abiertamente su preferencia sexual y se tienen que casar.”

Al respecto, Zuno ve como algo muy positivo el que se cuente con espacios donde se puedan exhibir películas sobre diversidad sexual en México, en pos de crear visibilidad de las comunidades que han sido marginadas y discriminadas: “Lo que está haciendo ahora el Programa de Diversidad Sexual + de Morelia, de presentar películas en el Museo de Memoria y Tolerancia se me hace genial, es una labor increíble que reivindica la difusión. Cuando existen estas cosas nos da esperanza a los directores.”

El cineasta también tuvo oportunidad de darnos un adelanto de su siguiente trabajo. Su ópera prima abordará otro color del prisma de la diversidad sexual, continuando por el camino de presentarnos de manera humana a las personas que no se retratan frecuentemente en el cine mexicano: “Mi película trata de la intersexualidad, es un tema que es muy difícil, mucha gente ni siquiera sabe a qué se refiere, estoy un poco preocupado de no conseguir los apoyos. Espero que efectivamente los premios abran puertas, yo voy a seguir tocándolas”.

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Alejandro Zuno en el Museo de Memoria y Tolerancia (Patricia Ríos)

Si algo muestra el cine de Alejandro Zuno, sea o no su intención, es que la humanidad es rica porque es diversa. Hay poco control en el azar, en la vida cotidiana; paradójicamente es la responsabilidad de la sociedad, la construcción del entorno, sea a partir del arte o de asociaciones civiles.

Con este espíritu, es primordial combatir el miedo a la libre expresión, a dejar ir y sentir amor. Moerlia continuará en su esfuerzo por ampliar los espacios, las temáticas, la libertad de expresión en el cine mexicano para que cineastas como Alejandro Zuno, puedan encontrar sus voces y brindar historias que no apelen a prejuicios, sino a sentimientos universales; para que las mujeres y la comunidad LGBT+ se puedan sentir fielmente representadas en pantalla fuera de estereotipos anacrónicos fundados por el odio, la incomprensión, la distancia, la cosificación. Mujeres como Jackeline, deben ser vistas a los ojos porque en cualquier desconocida puede descansar una amistad comprensiva, a pesar de las diferencia. Iluminar la clandestinidad y la vergüenza para que personas como Agustín puedan vivir su sexualidad libremente, de manera sana y con el regocijo del amor.

El Programa de Diversidad Sexual + de Morelia se siente honrado por la participación del galardonado cineasta mexicano Alejandro Zuno, en el Museo de Memoria y Tolerancia, y le desea lo mejor para su ópera prima y futuros proyectos, los cuales son parte de un camino hacia una cinematografía nacional orgullosa de su diversidad.

Fuentes: Vimeo Alejandro Zuno, IMDb.

Texto: Patricia Ríos con la colaboración de Antonio Harfuch y Frida Bárbara Monjarás

LA REFLEXIÓN EMOCIONAL DE ‘OSO POLAR’ de Marcelo Tobar

Ante el público del Centro Educativo Truper del Museo Memoria y Tolerancia, se proyectó Oso Polar de Marcelo Tobar. Largometraje galardonado en el pasado FICM 2017 como Mejor Película. Isabel Toledo, actriz, productora, directora, y moderadora por parte del Centro Educativo Truper realizó previamente una presentación donde dijo que se trataba de la primera película mexicana realizada con un iPhone. 

Antonio Harfuch, co-fundador y curador del Programa de Diversidad Sexual + Morelia dio la bienvenida en el escenario a la Productora Elsa Reyes quien se dijo muy honrada en que la película se presentara en el Museo e invitó al público a participar en la sesión de preguntas y respuestas, al finalizar la proyección. Por su parte, Harfuch agradeció el espacio del Museo Memoria y Tolerancia y fue el transmisor de un sentido mensaje de la Directora Asesora Brittmarie Hidalgo: «el Programa Diversidad Sexual + Morelia reafirma su nueva identidad. Hoy se respirarán aires nuevos y frescos en una prestigiosa institución en nuestro país y el cine mexicano e iberoamericano de diversidad será compartido con un nuevo público”. 

«Estamos muy contentos porque si estamos en el Ciclo del Programa en Memoria y Tolerancia, quiere decir que el objetivo se cumplió»

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Elsa Reyes, Antonio Harfuch e Isabel Toledo

El director, Marcelo Tobar envió un video mensaje al público donde dijo estar muy contento por la proyección de Oso Polar en el Museo: «Estamos muy contentos porque si estamos en el Ciclo del Programa en el Museo Memoria y Tolerancia, quiere decir que el objetivo se cumplió; Oso Polar la escribí y la filmamos con la idea de enfrentar el problema de la violencia, del racismo, del clasismo y de la discriminación. A través de la visibilización en pantalla de fenómenos que parecen rutinarios y a los cuales estamos acostumbrados. La violencia en México es una moneda de uso muy común y para sobrevivirla como sociedad muchas veces tenemos que deshumanizarla y no podemos sentir más». 

El cineasta agregó: «Ver reflejado este fenómeno de violencia en la película, nos va a ayudar a encontrar cuál es nuestro lugar dentro de la perpetuación de este sistema. Si todos somos verdugos de alguien, qué participación tengo yo, incluso el personaje gay como verán, no está eximido en convertirse en parte del problema. Espero que tenga resonancia en ustedes y muchas gracias otra vez».

«Nosotros vamos cargando nuestras pequeñas historias en el celular, en nuestro bolsillo».

Al finalizar la función, como es tradición, Isabel Toledo comenzó el cine debate que contó con la honrosa presencia del gran actor y protagonista, Humberto Busto, quien con la productora Elsa Reyes compartieron su experiencia con el público del Cine Club del Museo. 

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Mientras que en Estados Unidos, Tangerine (Sean Baker, 2015) fue la primera película rodada con celulares, en México, Oso Polar fue el filme que inauguró esta nueva tradición técnica experimental. «Nos ayudó mucho saber cuál había sido el proceso y el flujo del experimento que fue Tangerine, con ese referente trabajamos con cosas que de alguna manera ya estaban comprobadas», comentó la productora.

«Es una película que no está hecha con iPhones arbitrariamente. Lo que Marcelo hizo de manera muy inteligente fue haber escrito el guion desde su estructura pensando en que iba a ser filmado con teléfonos celulares. Entonces ya adquiere una connotación no solo técnica sino también estilística», comenta el actor. 

«Hay cosas que conectan en todas partes como la relaciones conflictivas que se tienen en la primaria. La gente tiene mucha cercanía con la película».

Oso Polar es una propuesta que tiene que ver con cómo los materiales que se capturan a diario en dispositivos celulares, conectan con la memoria. «Nosotros vamos cargando nuestras pequeñas historias en el celular, en nuestro bolsillo. De alguna manera estamos acostumbrados a tener estos materiales, a verlos e intercambiarlos. Era ver cómo estas películas determinan el pasado, cómo ejercen poder en el presente y cómo cinematográficamente adquieren un punto de vista objetivo cuando se vuelven el statement de la narrativa de una película», agrega Busto. 

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Humberto Busto y Elsa Reyes

Sobre el reto que como actor fue estar en una película grabada con celulares, Humberto Busto comentó que se trató de experimentar la naturalidad de sentir que no estaba actuando en una película. «Me dejé llevar por esa sensación. Estaba como una esponja recibiendo todo lo que hacía y lo que sucedía en la calle. Fue una posibilidad muy orgánica de irrumpir la realidad y tomar elementos de ahí. El trabajo actoral era lograr que pareciera improvisado aunque todo estuviera estructurado. La única escena improvisada fue la escena medular de la película, que es la que sucede en la terraza donde participó un colectivo de artes escénicas del Faro».  

«Heriberto no es bueno, no es malo, sino un ser humano que está lidiando con sus propias emociones». 

La película ha viajado a distintos festivales y aunque la historia tiene lugar en el contexto mexicano, toca temas que provocan una reflexión sobre los mecanismos de dominación y abuso que vienen desde la infancia. «En general la gente se conecta con la película en otras latitudes. Hay cosas que conectan en todas partes como la relaciones conflictivas que se tienen en la primaria. La gente tiene mucha cercanía con la película. Parece que toca temas universales», comenta Elsa Reyes. 

«Lo que siempre pasa con el público en México, es que cuando empieza a ver la película tiene una actitud relajada y desenfadada. Luego hay una sensación de incomodidad. De alguna manera, se hace notoria esta respuesta de no pasada nada, cuando pasa mucho y se revela una oscuridad que ignoramos y que tenemos que seguir trabajando. Si en etapas del desarrollo humano no se logran resolver traumas de la infancia, se llevan a la edad adulta y en puestos de poder, se recrudecen«, comenta Humberto. 

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Humberto Busto, Elsa Reyes e Isabel Toledo

Para el actor mexicano, recientemente nominado al Premio Ariel por su destacada interpretación (la cual le valió una mención especial en el Festival de Cine de Morelia) el personaje de Heriberto, fue un regalo que le hizo el director. «Tenía que ver con la posibilidad de construir un personaje que fuera humano, que fuera profundo y que fuera complejo. Se trató de hacer un personaje homosexual que estuviera alejado de lo caricaturesco y artificial«.

«Lo que pasa con el público en México, es que cuando empieza a ver la película tiene una actitud desenfadada. Luego hay una sensación de incomodidad».

Agregó diciendo que México vive una situación particular donde la violencia se ha normalizado: En este país estamos acostumbrados al verbo «chingar»: chinga quedito, chinga tu madre, ya nos chingamos. Nuestro imaginario está basado en ese verbo y me parece muy violento. Nos estamos acostumbrando a un nivel de violencia que muchas veces no estamos conscientes, como de nuestras acciones, de nuestras palabras». 

Pero no todo es desesperanza y la reflexión más importante de Oso Polar, es hacer conscientes los procesos sociales que se han vuelto costumbres en un periodo de violencia donde la dignidad humana se está extraviando. «Habla de esta incapacidad que muchas veces tenemos de enfrentarnos a nosotros mismos. De poder cambiar las cosas para no crecer en ambientes donde en teoría somos super cuates pero en la realidad te estoy chingando. Lo que le sucede a Heriberto en la historia me parece entrañable; él no queriendo llegar a donde llegó, acabo haciendo algo terrible y se da cuenta de ello. Pero tenemos que darnos cuenta de que hay lugares donde la gente no se chinga, donde no está padre que le grites cosas ofensivas a las mujeres en la calle. Hay una reflexión emocional muy importante en Oso polar».

Humberto Busto cerró su participación contando que el mayor halago que ha recibido es que su personaje sea visto como un ser humano. «Heriberto no es bueno, no es malo, sino un ser humano que está lidiando con sus propias emociones, con su pasado. Está tratando de pertenecer y no logra pertenecer nunca. Esa construcción interna, la gente la percibe y la verbaliza en los debates. Es lo que más me conmueve. Yo no he sido Heriberto, yo de hecho fui el bulleador«. 

La productora y el actor agradecieron al público asistente y Busto comentó que su cortometraje como director, Julkita (II Programa Diversidad Sexual) participará en el Ciclo de Diversidad Sexual del Centro Educativo Truper, el próximo sábado 30 de junio a las 15:30 horas.

Compartimos el video mensaje de Marcelo Tobar y videos del cine debate: 

 

 

 

 

/ Redacción