“Chicuarotes” del director y actor mexicano Gael García Bernal, es una de esas películas nacionales que puede resultar tan común como extraordinaria. Heredera del cine que protagonizó a principios de los 2000, tiene la crudeza con la que se retrató la Ciudad de México (esta vez la parte rural) en “Amores Perros” (2000) como el retrato de una juventud reconociéndose en “Y tu mamá también” (2001).
Con guion de Augusto Mendoza (“Abel”, 2010) “Chicuarotes”, gentilicio de los habitantes del pueblo de San Gregorio Atapulco de Xochimilco en la Ciudad de México, comienza con Cagalera (Benny Emmanuel) y Moloteco (Gabriel Carbajal), dos payasos que cuentan chistes en un autobus para ganarse la propina de los pasajeros. Sin éxito y para la sorpresa de Moloteco que sigue cada jugada de su amigo como oveja pasiva, Cagalera saca una pistola y asalta a los pasajeros. “Se los dijimos por las buenas y no hicieron caso”. Este acto será el comienzo de la complicidad entre dos amigos que pasan de payasos a delincuentes.
Al interior de la vida de Cagalera, las cosas no parecen ir bien. Su madre Tonchi (Dolores Heredia) es violentada por su padre alcohólico Baturro, quien vive añorando su pasado como taxista y amigo de Olga Breeskin y El Comanche. También presume de su piel blanca de origen español e insulta sus hijos por tener la piel morena. Cagalera se enfrenta Baturro con terror por defender a su madre y acaba cada noche por huir a casa de su amiga-novia Sugheili (Leidi Gutiérrez) que cuida de dos ajolotes. “Estos animalitos son de aquí y el agua se ha vuelto tan sucia que ya no pueden ni vivir ahí”.
Las puertas para Cagalera están cerradas por todas partes. Por eso no sorprende que recurra a convertirse en delicuente. No como una opción a decidir sino como su único destino: salir del pueblo y empezar una nueva vida con Sugeli. En este intento, su acompañante es Moloteco que no está muy seguro de lo que está haciendo pero que será fiel hasta el último momento.
La decadencia su pueblo los va a alcanzar hasta impedir que logren su cometido. Pero también las contradicciones que hay en una persona entre sus valores y su realidad. Ambos amigos saben que no están haciendo lo correcto pero sus actos parecen tener la inocencia de dos niños que están jugando con fuego. Escondida por fuera está la violencia, la homofobia, el racismo, el machismo y el resentimiento de un país que está perdido. “Chicuarotes” se convierte en un relato de ficción de nuestro tiempo, que es peor de común de lo que pensamos y así de extraordinario de lo que hemos visto. No por su realismo sino por la fatalidad de sus consecuencias; por la ausencia de respuestas y en el suspenso de un intento de escape. Desbordante en tensión, revela el drama de un país del que solo se puede salir con quemaduras o al que hay que preservar en una pecera de cristal.
La película fue presentada en el Festival de Cannes 2019, en una presentación especial fuera de competencia.
Con el paso del tiempo, el papel de las mujeres directoras ha destacado a nivel nacional e internacional. Su visibilidad reveló un talento innato que llega desde distintas propuestas, como el área de producción, de dirección fotográfica o de guión; mismas que resaltan la visión única de retratos de aquellas realidades que habían permanecido en segundo plano.
Las mujeres, desde el principio, han sido una pieza clave dentro del cine mexicano. No obstante, la continuidad de su producción fue amenazada con la aparición de contenidos que literalmente prohibirían su realización. Con el objetivo de hacer un análisis acerca del cine realizado por mujeres y su representación dentro del mismo, el pasado 29 de marzo en el Centro Cultural Clavijero dio lugar al Conversatorio: La liberación femenina en el cine mexicano presentado por la cineasta y guionista Denisse Quintero, El tigre y la flor (2016). Estos diálogos de diversidad buscan abrir la conversación sobre temas de género y diversidad sexual.
I. El cine como arma aspiracional
Se empieza desde el comienzo. Así son las historias. Quintero rememoró uno de los pasajes más oscuros de la historia nacional, mismo que durante el fin del Porfiriato y la época pos revolucionaria acostumbraba a comprender a las mujeres como inferiores a los hombres. “La única educación era para ser buenas madres y esposas”, comenta la realizadora. Dentro de este momentum nacional, un destello de reacción no se hizo esperar. Mimí Derba fue la primer mujer cineasta en México. Su largometraje, La Tigresa (1917), ensordeció el cine nacional en tiempos del cine mudo. Adela Sequeyro y Carmen Toscano, hija de Salvador Toscano, le sucedieron. Toscano fue la primer documentalista nacional, quien utilizó los archivos de su padre para hacer documentales sobre la época de la Revolución Mexicana.
Mimí Derba
La Época de Oro del Cine Mexicano estuvo marcada por la incesante fuerza de una mujer: Matilde Landeta. Quintero reconoce que en esa época ninguna mujer realizaba cine en México. “Ella comenzó siendo script y asistente de dirección. Más adelante logró ser primer asistente de dirección: se puso un bigote y se vistió de hombre para llegar al set donde hablaba con voz más gruesa; como mujer no la escuchaban ni la respetaban. Entró al cine travistiéndose. Con el tiempo logró realizar tres películas que tenía que producir junto con su hermano, mismo que le daba estatus para que la validaran como productora”. Si en ese momento existía una mujer con carácter, tenía que demostrar quién mandaba; las madres tenían que amar sin condición; ese estereotipo aspiracional, era el retrato que permeaba.
El cine es aspiracional y en esa época su influencia era mayor. Quintero habla de fomentar por un lado el amor abnegado de las mujeres y por el otro, ver a la mujer como alguien terrible, como una villana a la que hay que odiar, rechazar y tener lejos. Todo esto nos forma como sociedad. “Desafortunadamente, el cine educa. La realidad se nutre del cine y su penetración cultural es masiva. Es importante pensar en lo que se ve, promueve y crea. Como público, se tiene que exigir y ser conscientes de que en la mayor de las ocasiones, lo que no vemos, está allí. Presente”.
II. La rebelde que no era feminista
Matilde Landeta retomó estas imágenes con algunos cambios. Su película, La Negra Angustias (1949) cuenta la historia de una mujer negra mexicana. Un hecho insólito para su época y de alguna manera también atemporal, puesto que actualmente es un retrato poco explorado.
De acuerdo a una asistente al conversatorio, los estereotipos de género juegan un papel importante en el cine. No es muy diferente al cine actual. “Se considera que en todas las culturas, incluyendo la mexicana, se ha mostrado cómo debe ser la mujer. ¿Qué tanto hemos vencido los estereotipos de género en el cine actual?” Para ella, estamos muy lejos de dominarlos. La perspectiva cambia con el cine de Matilde Landeta, que es más crítico de esos estereotipos. Invita a reflexionar sobre el destino de La Negra Angustias. “Hoy por hoy, ¿por qué se habría de linchar a una mujer si es lesbiana
La Negra Angustias de Matilde Landenta
Landeta no fue feminista, fue rebelde. Ella decía “yo trabajé porque pude, las demás no pudieron porque no quisieron. Yo hice de todo para poder trabajar”. Quintero dice que por la manera en la cual las mujeres han sido educadas y por el lugar que se les ha dado culturalmente en la sociedad, no se encuentran preparadas para enfrentar el machismo. Son procesos que para las mujeres son distintos. “Las mujeres hoy siguen casadas para ser esposas. Existe un valor absoluto en tener una pareja exitosa. Estoy en contra de la monogamia impuesta. Muchas mujeres en condición de violencia son aisladas de sus grupos sociales y son devaluadas. No son capaces de estar solas, son dependientes económicas. Si tienes una amiga y eres capaz de decirle salte, tienes que ser consciente de que la vas a ayudar realmente a salir adelante”.
La sociedad actual tiende a aislar lo que es diferente. Para Quintero, una época donde la mujer no podía ni votar, el hecho de decidir no casarse, era muy revolucionario. Matilde vivió lo que le pasaba a Angustias por su carácter de persona necia. Resalta el papel de Santa (1932). El largometraje gira en torno a una chica rechazada por su familia por el engaño de un hombre. Se prostituye y acaba cuidada por un hombre ciego. Aún en contra de su voluntad, obligada, termina siendo aislada y deshonrada.
Después de Matilde Landeta hubo un vacío de cine de mujeres hasta los 70’s. En el Colectivo de Mujeres, la mayoría de las cuales eran estudiantes del CUEC, fue el momento en el cual el movimiento feminista tuvo un mayor auge. Para Quintero, el feminismo estaba preocupado por temas como el aborto, la maternidad y la prostitución. Se trataba de mujeres comprometidas con la militancia feminista a través del cine. Así comenzaron a trabajar María Novaro, Marcela Fernández Violante y Rosa Marta Fernández; películas hechas enteramente por mujeres. El colectivo no duró mucho tiempo pero significó la primera generación de películas que le dio la vuelta a las prohibiciones del Sindicato y, que en el Nuevo Cine Mexicano, posibilitaba el estreno en cines comerciales. Dana Rotberg, Busi Cortés, Marisse Sistach y Guita Schiffer formaron la primer generación de mujeres cineastas. Después de esta primer generación, la apertura del CCC y del CUEC fueron muy influyentes para lo que se realizó en esa época. A partir de este momento la presencia de las mujeres fue constante. Elisa Miller, egresada del CCC es un ejemplo de éxito por esta nueva apuesta.
III. ¿El México actual?
“Hoy en día las cosas han cambiado”, sentencia Quintero. Habla del 52% de participación femenina que existe en las películas nacionales como guionistas, directoras o productoras. No obstante, como destaca, la cifra es engañosa. Los prejuicios hacia las mujeres siguen latentes.
En 1988, Maria Elena Velasco, conocida como la India María, fue actriz, escritora, productora y directora de la película más taquillera del año. El largometraje Ni de aquí ni de allá (1988) una coproducción con Estados Unidos, no desafiaba ninguna tradición de cómo debe ser una mujer: todo estaba puesto para que no resultara incómodo pero de alguna manera extrañamente cercano. Ese acercamiento hizo la diferencia de percepción. Para Quintero, las posturas disidentes así como los acuerdos y desacuerdos sobre lo que es ser una mujer ayudan al final a un entendimiento. Los cortos que se ven, en ocasiones, son de grupos minoritarios y temas complejos; la muestra de un universo distinto sobre lo que es ser mujer.
Lola de María Novaro
El primer largometraje de María Novaro se tituló Lola (1989). En ella se realiza un retrato distinto sobre la maternidad. “Se problematiza el asunto de ser madre. No es una madre que renuncia a todo. Es una relación compleja. La maternidad se vive de maneras distintas. Todo lo que hemos visto sigue siendo estigmatizado. Ser madre y disfrutar de la sexualidad es condenado. María Novaro logra una reflexión que se aleja de la tragedia y le regala a sus personajes un nuevo comienzo en un nuevo lugar. Esta madre puede equivocarse y no va a ser castigada por la sociedad por haber cometido algún error”, menciona Quintero.
“¿Quiénes estaban haciendo cine que hicieran más de tres películas?”, cuestiona Quintero. La cantidad de mujeres que han realizado tres largometrajes son pocas y la mayoría son documentalistas. Uno de los casos es Lucía Gajá con Batallas íntimas (2016) y Mi vida adentro (2007); misma que tiene una página en línea para buscar ayuda a la violencia doméstica. “No tenemos miradas iguales pero sí problemáticas comunes que es necesario visibilizar”. Se refiere a la liberación femenina en el cine mexicano como un asunto pendiente y poco claro en el cine hecho por mujeres. Esto sucede porque muchas películas atan la concepción de la felicidad a través de una pareja, de una familia, del amor romántico y posesivo. “Liberar a la mujer de la esclavitud del amor que se le ha achacado a la mujer es una asignatura pendiente”.
Batallas Íntimas de Lucía Gajá
IV. El Signo de los Tiempos
Actualmente, las mujeres se encuentran más presentes en el panorama nacional. Quintero recordó ejemplos precisos. Elisa Miller ganó la Palma de Oro con su corto Ver Llover (2006). Cuenta en su filmografía con el largometraje El placer es mío (2015), que habla sobre una pareja joven que se va a vivir a Morelos; es una elaboración intensa, cercana, y sexual. “Nos habla de la complejidad de las relaciones y las problematiza”. Otro de los ejemplos fueron Natalia Aldama, directora de Todo lo demás (2016), así como Tamara y la Catarina (2016) de Lucía Carreras, ellas ponen en primer plano a personajes que estaban relegados en el cine. En el caso de Tamara y la Catarina se muestran lugares marginales y de miseria y cómo esos lugares los lleva a un destino trágico.
El Placer es mío de Elisa Miller
Más recientemente, recuerda Los adioses (2017) de Natalia Beristain, sobre la vida de Roxana Castellanos, como un reflejo de que no importa quién seas puedes caer en las trampas del amor. La obra de Roxana Castellanos está muy inspirada de sus relaciones de amor. Es parte de la complejidad de las relaciones. Por otra parte, La Camarista (2018), dirigida por Lila Avilés, habla de las diferencias sociales extremas que hay en México. “Se trata de una esclavitud moderna. No hay vida más que su trabajo. No hay una relación de amor, se trata de sobrevivir”. Otra protagonista que no era común retratar.
Concluyó con Los días más oscuros de nosotras (2017) de Astrid Rondero, con protagonistas que no se ven mucho, como la de una arquitecta que llega a un mundo de hombres y a lo que se tiene que enfrentar. Ella conoce a otra mujer que le renta su departamento. “Ambas son personajes heterosexuales en su planteamiento inicial. Pero se reconfortan entre ambas y se encuentran”, comenta.
La camarista de Lila Avilés
V. Palabras finales
“Sí han cambiado cosas en el cine y en la vida pero falta mucho que cambiar aunque estemos por encima de la media. Hay muchas mujeres que quieren hacer cine en México. Ojalá no sea una moda, que sí se logre la equidad y el apoyo a mujeres que quieran ser directoras. Que estas miradas diversas observen y presenten universos diferentes. Si bien el cine es parte de la educación de las personas, no es el único medio. En nuestra cotidianidad hay mucho por hacer y visibilizar. Las mismas problemáticas como la violencia sexual continúan. Intentemos desde donde podamos, cambiar las cosas. Sería bueno hacer películas sobre mujeres, se vuelven espacios en que las mujeres se atreven a decir cosas distintas. Por ejemplo hablar de las mujeres que son violentas. De esto no se habla. Muchas veces se deshumanizan y esto contribuye a pensar que esto no existe en nuestros grupos. Pueden ser tan buenas personas como malas y es importante mostrar esto. Hay que mostrar por qué actuaron como actuaron, sin deshumanizar”, puntualizó Quintero.
By Antonio Harfuch Álvarez (Tanslation: Diego Lizondo)
The State of Quintana Roo has established itself as one of the most important tourist destinations in the country. In addition to being globally known for its beaches, the initiatives of an extraordinary group of people have managed to promote and disseminate independent and auteur films. The capital of the state, Chetumal, which comes from the Yucatec Ch’aak Temal and means «where the red trees grow» also represents the name of an association that has raised its voice for the seventh art.
Árbol Rojo is the name of this group of film professionals who for two years have organized special exhibitions, cycles, and extensions both in the capital and in the paradisiacal municipality of Bacalar. In their recent, but prolific career, they have taken premieres and previews of films that could hardly have reached the southeast of Mexico. Some of the titles are Knife + Heart (La Daga en el Corazón, 2018) by Yann Gonzalez, Los Muchachos Salvajes (2012) by Patricia Ferreira and more recently Climax (Clímax, 2018) by Gaspar Noé. The strong alliances with institutions such as the Cineteca Nacional, the University of Quintana Roo and internationally renowned festivals such as FICUNAM, Black Canvas and recently, the incorporation of Cuorum Morelia, gave attendees the first exhibition of its Continuous Program that was carried out from February 21 to March 2.
The conversation with this passionate group began from the last edition of the Sexual Diversity Program of Morelia. From the moment the consultancy of the independent management of the Diversity Program in Morelia took place, Árbol Rojo has offered its caring support. In this new independent phase, thanks to the advice of experts, the foundations have been laid to create a project that moves away from cultural centralism.
In 2018, Árbol Rojo and the Sexual Diversity Program formed an important collaborative and operative alliance that was carried out in the Clavijero Cultural Center. The civil association showed its solidarity with an emerging team that celebrates the communion of two young and restless projects to make visible a cutting-edge cinema and diversity.
Árbol Rojo showed three qualities that contributed to the essence of the organization of the Sexual Diversity Program, today the Cuórum: Partnership, Complicity and Commitment. These values and attributes, necessary for the formation of a team united in the objectives of a noble mission and a vision, have as a core point the dissemination of quality cinema.
Reapariciones, Reparaciones (Reaparitions, Reparations) was the cycle presented in the State of Quintana Roo conformed by international, national premieres, short films of the past Sexual Diversity Program and the Forum of Identities. Thanks to the support and management of organizations such as the Human Rights Commission and Kybernus, this edition was a success.
With a total of 7 films and 12 short films that show the reality of people reappearing and repairing wounds after the loss, festivals such as Berlin, Cannes and Xposed were present. Las Herederas (2018) by Maricelo Martinessi, Terror Nullius (2018) by Soda_Jerk and the empowering Bixa Travesty (Marica travesti, 2018) by Claudia Priscilla and Kiko Goifman, were just some of the projections that strengthen the defense of identity and freedom.
Tania Claudia Castillo (Camelina de Plata, 2018), presented Un amor en Rebeldía (2018) by Tatiana Castillo. This documentary, which narrates the struggle of Yan María Castro, founder of the Oikabeth movement in Mexico under a context of discrimination and repression, defends the positions of gender and sexual diversity. To date, this struggle of Mexican women who remained invisible and subjected, is considered a milestone in the organization; a political movement that fought to gain its place in society.
María Bonita (2017) by Roxana Anaya presents the portrait of a trans woman who resurfaces despite being forgotten and the lack of recognition. Her lens dignifies, as a companion in the struggle, the Cabaret scene in Mexico. The documentary sensitizes and motivates us to look at places that in their time became fronts to make community with a special emphasis on diversity.
Lila (2018) by Paolo Wriedt elaborates a story about sexuality and experiences rarely seen on screen but judged. It tells the story of the sexual tension that arises between two cousins, not from the morbid interest, but from the incessant appearance of desire as a leafy territory to discover.
On the other hand, the director Jesús Torres Torres traveled to Chetumal and Bacalar to present his first feature Nadie Sabrá Nunca (2018) in front of students and audiences of all ages. They, captivated by the creative proposal to combine the melodrama with the western genre, applauded the plot of the story. In it, a mother and her son seek to escape from an overwhelming reality through the fiction of soap operas.
The Identity Forum, held at the initiative of Árbol Rojo, was a learning experience through dialogue and exchange of ideas with activists and cultural managers committed to their cause. Edwin Reyes made an urgent call for the acceptance and justice of people who have been harmed because of their diversity; the passion of Alejandro Silveira, director of Árbol Rojo, promoted a cinema of transversal diversity in the social and sexual, but also in the formal and aesthetic. Culture is encouraged to build empathy.
The efforts of Enrique Paniagua, an initiative of Kybernus, seek to strengthen the frameworks of legality with the LGBT + community and the struggle for human rights. Representing the Human Rights Commission of Quintana Roo, Ana Patricia Reyes, called to promote the improvement of diversity in the peninsula. Alejandra Suárez, a credible defender of human rights, moderated the Forum for Identities that offered tools to promote the acceptance and normalization of these issues.
The audience, witnessing the diversity and supporting each effort, went to each function to join a new panorama: to question heteronormativity and value diversity. People of all ages shared their experience: «Bones of Contention (2017) by Andrea Weiss is a film that should be seen in universities»; «What you see in Las Herederas (2018) by Marcelo Martinessi, is not very distant from what happens here in Mexico»; «Bixa Travesty (2018) by Kiko Goifman and Claudia Priscilla, is a new and powerful speech that demolishes every argument that had been made against sexism». «I thought that La Daga en el Corazón (2018) by Yann Gonzalez, was a gay movie but it is really diversity cinema, because we see the differences that there are in universal feelings like love and that this can exist in such different ways but that go to the same place. «
More than 1,000 people witnessed the cinema of diversity that seeks faithfully to find new ways of looking at others. From the organization of a strong team, skillful and aware of the importance of spreading quality and auteur films and that honors the meaning of Árbol Rojo, the cycle of Reapariciones Reparaciones ended with Knife + Heart (La Daga en el Corazón, 2018) by Yann Gonzalez. The director’s avant-garde proposal crossed the mind and heart of the Chetumale people as if it were a sharp and piercing weapon; the aesthetic diversity and the daring proposal will not be forgotten, nor will the universes created by Gonzalez to see the light in the darkest.
With this cycle curated for Árbol Rojo, the confidence of a team awaiting the emergence of new cultural projects and the insistence to continue them is confirmed, even when the situation seems complex. They have opened new spaces in Chetumal to continue building forums through the cinema. Under the strong belief of cultural projects in Mexico, a Quorum has been created for friends, family, moviegoers and activists.
From Cuórum, we are grateful to open the doors to the filmmakers of Mexico who have sought to repair historical wounds and reappear in the face of invisibility and censorship, in the face of fear and oblivion. Realities that have not been represented, and an unwritten past with which history would be different. Forces that reappear to people who are as vital as trees; trees that grow in the woods and in the cities remembering the indestructible feeling of which St. Thomas talked about: «He who has lost his passion has lost more than he who has lost himself in his passion».
Cuórum reiterates its deep and eternal gratitude to a strong and constant Civil Association, that does not lose sight and that in every activity that organizes puts the effort to demonstrate the wood with which they are made. Their example and inspiration have become a clear reference in the need to create responsible spaces and firm civil associations that provide counterweight and balance in society.
El Estado de Quintana Roo se ha consolidado como uno de los destinos turísticos más importantes del país. Además de destacarse a nivel mundial por sus playas, las iniciativas de un grupo extraordinario de gente, han logrado promover y difundir el cine independiente y de autor. La capital del Estado, Chetumal, que proviene del yucateco Ch´aak Temal y significa “donde crecen los árboles rojos” también representa el nombre de una asociación que ha levantado la voz por el séptimo arte.
Árbol Rojo es el nombre de este colectivo de profesionales del cine que desde hace dos años organizan muestras, ciclos, extensiones y funciones especiales tanto en la capital como en el paradisíaco municipio de Bacalar. En su reciente, pero prolífica historia, han llevado estrenos y preestrenos de cintas que difícilmente hubieran podido llegar hasta el sureste de México. Algunos de los títulos son Un couteau dans le coeur (La Daga en el Corazón, 2018) de Yann Gonzalez, Los Muchachos Salvajes (2012) de Patricia Ferreira y más recientemente Climax (Clímax, 2018) de Gaspar Noé. Las fuertes alianzas con instituciones como la Cineteca Nacional, La Universidad de Quintana Roo y Festivales de talla internacional como FICUNAM, Black Canvas y recientemente, la incorporación de Cuórum Morelia, brindó a los asistentes la primer escala de su Programa Continuo que se llevó a cabo del 21 de febrero al 2 de marzo.
Foto: Árbol Rojo A.C.
La conversación con este apasionado colectivo comenzó desde la pasada edición del Programa de Diversidad Sexual de Morelia. A partir de un acercamiento para la asesoría de la gestión independiente del Programa de Diversidad en Morelia, Árbol Rojo ha brindado su solidario apoyo. En esta nueva fase independiente, gracias a la asesoría de expertos, se han sentado las bases para crear un proyecto que se aleje del centralismo cultural.
En 2018, Árbol Rojo y el Programa de Diversidad Sexual cerraron una importante alianza colaborativa y operaria que fue llevada a cabo en el Centro Cultural Clavijero. La asociación civil mostró su solidaridad con un equipo naciente pero que celebra la comunión de dos proyectos jóvenes e inquietos por visibilizar un cine de vanguardia y diversidad.
Foto Árbol Rojo A.C.
Árbol Rojo mostró tres cualidades que aportaron a la esencia de la organización del Programa de Diversidad Sexual, hoy Cuórum: Compañerismo, Complicidad y Compromiso. Estos valores y atributos, necesarios para la formación de un equipo unido en los objetivos de una noble misión y una visión, tiene como punto medular la difusión del cine de calidad.
Reapariciones, Reparaciones fue el ciclo presentado en el Estado Quintana Roo conformado por estrenos internacionales, nacionales, cortometrajes del pasado Programa de Diversidad Sexual y el Foro de las Identidades. Gracias al apoyo y gestión de organismos como la Comisión de los Derechos Humanos y Kybernus la presente edición fue un éxito.
Con un total de 7 películas y 12 cortometrajes que muestran la realidad de personas reapareciendo y reparando heridas después de la pérdida, festivales como Berlín, Cannes y Xposed estuvieron presentes. Las Herederas (2018) de Mario Martinessi, Terror Nullius (2018) de Dan y Dominique Angeloro y la empoderante Bixa Travesty (Marica travesti, 2018) de Claudia Priscilla y Kiko Goifman, fueron solo algunas de las proyecciones que afianzan la defensa a la identidad y libertad.
Foto: Árbol Rojo A.C.
Tania Claudia Castillo (Camelina de Plata, 2018), presentó Un amor en Rebeldía (2018). Este documental, que narra la lucha de Yan María Castro, fundadora del movimiento Oikabeth en México bajo un contexto discriminación y represión, defiende las posturas de género y diversidad sexual. Hasta la fecha, esta lucha de mujeres mexicanas que permanecieron invisibilizadas y sometidas, es considerada como un hito en la organización; un movimiento político que peleó por ganar su lugar dentro de la sociedad.
Foto: Árbol Rojo A.C.
María Bonita (2017) de Roxana Anaya presenta el retrato de una mujer trans que resurge a pesar del olvido y de la falta reconocimiento. Su lente dignifica, como una compañera de lucha, la escena del Cabaret en México. El documental sensibiliza y motiva a mirar lugares que en su época se volvieron frentes para hacer comunidad con un hincapié especial en la diversidad.
Foto: Árbol Rojo A.C.
Lila (2018) de Paolo Wriedt elabora un relato sobre la sexualidad y de experiencias poco vistas en pantalla pero juzgadas. Cuenta la historia de la tensión sexual que surge entre dos primos, no desde el morbo, sino desde la incesante aparición del deseo como un territorio frondoso por descubrir.
Foto: Árbol Rojo A.C.
Por otra parte, el director Jesús Torres Torres viajó hasta Chetumal y Bacalar para presentar su ópera prima Nadie sabrá Nunca (2018) frente a estudiantes y público de todas la edades. Ellos, cautivados por la propuesta creativa de combinar el melodrama con el género western, aplaudieron la trama de la historia. En ella, una madre y su hijo buscan escapar de una realidad apabullante mediante la ficción de las radionovelas.
Foto: Árbol Rojo A.C.
El Foro de las Identidades, realizado a iniciativa de Árbol Rojo, resultó una experiencia de aprendizaje a través del diálogo e intercambio de ideas con activistas y gestores culturales comprometidos con su causa. Edwin Reyes hizo un llamado urgente a la aceptación y a la justicia de personas que han sido vulneradas por su diversidad; la pasión de Alejandro Silveira, director de Árbol Rojo, promovió un cine de diversidad transversal en lo social y sexual pero también en lo formal y en lo estético. Se incentiva la cultura para construir empatía.
Los esfuerzos de Enrique Paniagua, una iniciativa de Kybernus, busca fortalecer los marcos de la legalidad con la comunidad LGBT+ y la lucha de los derechos humanos. Representando a la Comisión de Derechos Humanos de Quintana Roo, Ana Patricia Reyes, llamó a promover la mejoría de la diversidad en la península. Alejandra Suárez, una fehaciente defensora de los derechos humanos, moderó el Foro para las Identidades que ofreció herramientas para promover la aceptación y normalización de dichos temas.
Foto: Árbol Rojo A.C.
El público, siendo testigo de la diversidad y apoyando cada esfuerzo, acudió a cada función para sumarse a un nuevo panorama: a cuestionar la heteronormatividad y valorar la diversidad. Personas de todas las edades compartieron su experiencia: «Bones of Contention (2017) de Andrea Weiss es una película que debe verse en las universidades»; «Lo que se ve en Las Herederas (2018) de Marcelo Martinessi, no es muy distante a lo que pasa aquí en México»; «Bixa Travesty (2018) de Kiko Goifman y Claudia Priscilla, es un nuevo y poderoso discurso que derrumba todo argumento que se había dado contra el machismo». «Yo pensaba que La Daga en el Corazón (2018) de Yann Gonzalez, era una película de gays pero es realmente cine de diversidad, porque vemos las diferencias que hay en sentimientos universales como el amor y que este puede existir de maneras tan distintas pero que van al mismo lugar».
Más de 1000 espectadores fueron testigos del cine de la diversidad que busca con fe encontrar nuevas maneras de mirar al otro. Desde la organización de un equipo fuerte, hábil y entendido sobre lo importante que es difundir cine de calidad y de autor y que hace honor al significado de Árbol Rojo, el ciclo de Reapariciones Reparaciones finalizó con Knife + Heart (La Daga en el Corazón, 2018) de Yann Gonzalez. La propuesta vanguardista del director, atravesó la mente y el corazón de los chetumaleños como si de una filosa y punzante arma se tratase; la diversidad estética y la propuesta atrevida no se olvidará, tampoco los universos que ha creado Gonzalez para ver la luz en lo más oscuro.
Foto: Árbol Rojo A.C.
Con este ciclo curado para Árbol Rojo, se confirma la confianza de un equipo pendiente del surgimiento de nuevos proyectos culturales y de la insistencia de continuarlos aun cuando el panorama parezca complejo. Han abierto nuevos espacios en Chetumal para seguir construyendo foros a través del cine. Bajo la firme creencia de proyectos culturales en México, se ha creado un Cuórum para amigos, familiares, cinéfilos y activistas.
Foto: Árbol Rojo A.C.
Desde Cuórum, agradecemos abrirle las puertas a las y los cineastas de México que han buscado reparar heridas históricas y reaparecer frente a la invisibilización y la censura, frente al miedo y al olvido. Realidades que no han sido representadas, pasados sin escribir con los que la historia sería diferente. Fuerzas que reaparecen a personas que son vitales como los árboles; árboles que se levantan en los bosques y en las ciudades recordando el sentimiento indestructible del que habla Santo Tomás: “Aquel que ha perdido su pasión, ha perdido más que aquel que se ha perdido en su pasión”.
Foto: Árbol Rojo A.C.
Cuórum reitera su profundo y eterno agradecimiento a una Asociación Civil fuerte y constante, que no pierde la mira y que en cada actividad que organiza pone el empeño de demostrar la madera con la que están hechos. Su ejemplo e inspiración se han vuelto un referente claro en la necesidad de crear espacios responsables y asociaciones civiles firmes que creen contrapesos y equilibrios en la sociedad.
Son los setenta durante la presidencia de José López Portillo, aquel que defendería el peso como un perro y sin embargo presenció una crisis económica sin precedentes gracias a la caída de los precios mundiales del petróleo. Mientras Europa tenía políticas para incentivar el uso de bicicletas y las caminatas, México se sumía en una ficción endeble que procuraba sobrevivir en un escenario de esplendor, mientras tras bambalinas los mexicanos de las zonas rurales migraban a la ciudad por falta de oportunidades educativas y laborales, y los mexicanos de la ciudad se volvían cada vez más pobres.
Es en este contexto socio-económico que se desarrolla Nadie Sabrá Nunca, ópera prima del cineasta hidalguense Jesús Torres Torres, quien con tintes melancólicos y profundamente apasionados hacia el audiovisual, cuenta una historia de entrañable mexicaneidad que toca tanto los problemas de una familia para seguir adelante en un pueblo donde reina la pobreza y los estereotipos de género, como el refugio que un niño (su protagonista) encuentra en las historias ficticias que escucha, ve y crea.
Torres Torres goza de una vasta carrera como fotógrafo y diseñador de arte previa a su debut como director y guionista. Su formación como comunicólogo y fotógrafo le valió colaborar como fotógrafo de stills en Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás acabarás de ser amor (2003) del director Julián Hernández, con quien ha trabajado como diseñador de arte en otros proyectos, trayectoria que también se puede apreciar en películas de Roberto Fiesco, Astrid Rondero, y Alejandro Zuno.
Jesús Torres Torres en la presentación de Nadie Sabrá Nunca en Chetumal, organizada por Árbol Rojo (Morelia Programa)
Desde muy pequeño el director veía películas en la televisión. Sintiendo atracción por estar detrás de las cámaras, se dedicó a estudiar y ver mucho cine hasta que hace ocho años mandó a un concurso organizado por Vicente Leñero lo que serían esbozos de este proyecto, recibiendo a cambio un primer impulso en un taller donde comenzó a darle forma a su guión.
Para su primer largometraje, el director tomó como inspiración a su propia familia y pueblo natal “Se refiere a mis recuerdos de infancia, a los personajes con los que yo conviví y que rodearon esta etapa formativa de mis primeros ocho años y que seguía observando una vez que fui adulto y que se guían por los mismo comportamientos y características. Se me hacían muy interesantes poderlas retratar en esa época pero haciendo énfasis en que esos personajes siguen existiendo.”
En un pueblo, cuyo nombre Jesús Torres Torres no precisa en recordar -porque el escenario resuena en muchos pueblos del país- vive Braulio (Luciano Martínez) con su madre, Lucía (Adriana Paz), su hermana, Sara (Claudia Santiago), y su padre, Rigoberto (Jorge A. Jimenez). Son una familia tradicional. Las mujeres lavan ropa y cuidan a los hijos mientras los hombres enseñan a disparar y arrean el ganado.
Nadie Sabrá Nunca (FICG)
Braulio, contrario a lo que desearía su padre, goza de escuchar radionovelas (gusto que comparte con su madre) y de ver películas de vaqueros en la tele de la tiendita. Es un estudiante de excelencia, sin embargo en aquel pueblo estancado en el tiempo no tendrá muchas oportunidades de progresar, o al menos eso piensa Lucía “La madre no es una persona muy culta o preparada, pero de manera intuitiva está dándose cuenta de cosas que no le gustan, y creo que el niño también lo intuye porque el padre se porta igual con él que con la madre. Es muy frío, distante, y ellos lo que necesitan creo que es ese afecto de parte de él y no lo obtienen.”
Braulio, siendo un niño soñador y observador (también un poco solitario), comprende la soledad de su madre, por lo que la abraza o la invita a bailar cuando siente que lo necesita. Aunque ella misma no sea una mujer particularmente cariñosa, su afecto se basará no en el amor expreso a través de los idílicos besos en la frente antes de dormir, sino a través del sacrificio por hacer que su hijo salga adelante.
A lo largo de la película somos testigos de la dinámica de complicidad con la que madre e hijo procuran escapar el entorno de “aridez sentimental” (según manifiesta el director) provocado no sólo por la pobreza del sexenio de López Portillo, sino también por el distanciamiento emotivo que sienten particularmente hacia la ausencia de Rigoberto. Así, Braulio imagina una realidad alterna en la que su madre se encuentra enamorada de un vaquero apasionado y galante, ficción construida como una carta de amor del director al cine western que tanto admira como el de John Ford y Clint Eastwood, así como el arte vernáculo mexicano que va desde Juan Rulfo hasta Juan Antonio de la Riva, pasando por la herencia musical de Lucha Villa.
Nadie Sabrá Nunca (Conarte)
El entorno que imagina Braulio es espejo de su realidad. En ambos reina la aridez, las armas y los caballos. La figura del héroe, sin embargo, no la puede encontrar en el mundo material, ahí, en cambio, hay rechazo, lo cual “es uno de los grandes motivos que lo orillan a confabular con la madre”, menciona el director. Ambos encuentran refugio en las historias porque el recurrir a sus propias mentes de alguna manera les permite controlar el exterior “Creo que los personajes, los seres que somos introspectivos, quienes estamos siempre analizando y observándolo todo, creamos un mundo interior muy rico”.
En este mundo interior, sin embargo, persisten los roles de género: es el hombre el que mata a forajidos y la mujer quien anhela su regreso. Jesús Torres Torres admite que desde niño esta diferenciación entre sexos le parecía contradictoria, por lo que en su película trabajó en distintos aspectos de lo que hacen los hombres y las mujeres, como por ejemplo, los abuelos paternos de Braulio quienes invierten papeles “Ahí parece que la que asume el rol masculino es la abuela y no el abuelo que siempre está acostado escuchando la radio, borracho, sin trabajar, y ella tiene que resolver de alguna forma las actividades masculinas, además las asume con gusto, no como ‘lo tengo que hacer’ porque a ella las cosas femeninas de alguna forma no le gustan, no le interesan.”
Otro personaje que desafía los estereotipos de género es Lucía, quien en su búsqueda por ofrecerle a su familia un mejor futuro pone en duda todo lo que su madre le enseñó, cayendo en una profunda contradicción. Por un lado ella es Lucía Rodríguez ‘de Mejía’; por otro, trata de rastrear de dónde vienen esas enseñanzas de sumisión “Los personajes femeninos se adaptan mucho mejor que los hombres al entorno de alguna forma, y ahí viene otra vez la contradicción de esta mujer que no quiere adaptarse a ese mundo, y a lo que su madre hizo, sino que quiere salir a hacer otro tipos de cosas.”
Nadie Sabrá Nunca (VIFF)
El director defiende que este tipo de adaptación no sigue las pautas de la resignación, sino del instinto por comprender lo que se debe o no reproducir con fin de sobrevivir, lo cual se pone en jaque cuando vemos la convivencia de Lucía con su hija, porque -a pesar de tener en claro que no le gusta la manera en la que fue educada para obedecer- le enseña a la pequeña el deber femenino de recoger los platos de los hombres después de comer “De todas maneras hay cosas que en su inconsciente siguen funcionando de alguna forma, y para mí también era importante dejar estos vestigios con los que tienes que estar luchando siempre.”
El director menciona que estos “guiños al pasado”, es decir, dichos vestigios que hacen eco a una educación caduca sufriendo una ruptura, despiertan el interés de Lucía por que su hija sea diferente a ella. Es en este pasado cuando aprendió que el hombre va en la cabecera de la mesa, que a pesar de que no cocine nunca debe lavar un solo plato, y que el cabello de la mujer debe ser largo y contenido en una trenza, lo cual para Torres Torres es “una metáfora de atadura que no deja pasar a otro nivel.”
Los roles de género, sin embargo, no afectan únicamente a las mujeres. La relación entre Braulio y su padre es minada por las expectativas de actividades masculinas que distan mucho de su afición a las radionovelas, o el héroe irreal que el niño imagina, no obstante, Torres Torres defiende que empatiza con el personaje de Rigoberto “Está acostumbrado a ver a esta familia como él fue educado o no educado, es decir, la figura del padre distante. Seguramente con él su padre fue mucho peor, incluso yo creo que lo golpeaba, había una cosa de violencia mucho más explícita, y él trata de modificar con el hijo estos comportamientos que a él no le gustaron, pero no le alcanza”.
Jesús Torres Torres en la presentación de Nadie Sabrá Nunca en la Cineteca Nacional (Morelia Programa)
Lo que Jesús Torres Torres nos brinda en esta película es lo que vive ‘una familia de tantas’ en México, no sólo en los setenta. Con cada sexenio sentimos una ambivalencia entre la perdición y la esperanza. Incluso en el Siglo XXI hay mujeres mexicanas renegadas a la cocina, y hombres mexicanos que no pueden trascender la imposición del rol de un ‘macho’ a quien no se les permitido sentir. El campo continúa siendo descuidado, despreciado, mal pagado. De todas maneras, la vida en la ciudad continúa siendo la prisión de ‘los olvidados’ y el reino de los corruptos. Sin embargo, puede ser que la verdad más duradera de Nadie Sabrá Nunca sea precisamente la inspiración del director para dedicarse al séptimo arte: el contar historias que alimentan una imaginación que pone en orden el caos de nuestras realidades.
Es así que, como amante ferviente del cine, Jesús Torres Torres invita a las personas a perderse por un momento en las historias audiovisuales para abrir su vulnerabilidad y prepararse para el regreso a la vida material “Por hora y media estás en otro mundo, estás viviendo otra vida, y si esa historia te toca, sales con un arma que te va a ayudar a sobrevivir lo que tengas que enfrentar en el futuro.”