«En general creo que todo el cine de diversidad además de tener un valor cinematográfico, también tiene un valor social cuando aporta a la visibilidad».
En Oasis, segundo cortometraje de Alejandro Zuno (Cuarto de Hotel, 2016), Ofelia (Norma Pablo) sale del metro Bellas Artes de la Ciudad de México y camina por la emblemática Alameda Central del Centro Histórico. Tiene un objetivo: encontrar el Bar Oasis, donde, según una amiga suya, su marido Agustín pasa las noches bailando con otros hombres. La vida es azar, casualidad y lo que se creía encontrado es sólo un paso a lo que en verdad se necesita. Ofelia, en la búsqueda de lo que pensaba era suyo, hallará algo nuevo, Jackeline (Morgana Love), una prostituta transgénero que la levanta de su caída ante la revelación del Oasis.
Zuno, realizador, guionista y editor cuequero, siguió los pasos de Ofelia por la línea azul del metro para llegar a la función del Programa de Diversidad Sexual + en el Museo Memoria y Tolerancia, donde Oasis (recientemente galardonado con el Premio Ariel y la Diosa de Plata) fue presentado para participar en el cine debate del Centro Educativo Tuper y responder a las preguntas respecto a su inspiración para el diseño de arte, hasta sus preocupaciones por la situación socio-política de la comunidad LGBT+ en México. “Pensaba que iba a haber mucha gente joven y mucha gente gay. Me di cuenta que había un público muy diverso. Siempre es muy enriquecedor escuchar sus comentarios”.

- El CUEC y el oficio del asistente de dirección.
“Me dejé llevar por esta cosa de asistir, asistir, asistir, y de repente me entró esta necesidad muy fuerte por dirigir. Entonces levanté Cuarto de Hotel de mi dinero, sin apoyo, y en realidad mi único objetivo era volver a dirigir”.
En 2002, Zuno comenzó sus estudios en el CUEC donde conoció a Ernesto Conteras (Párpados Azules, 2007), a quien considera su “padrino cinematográfico”. “Él iba saliendo del CUEC cuando yo entré. Generalmente dos alumnos destacados de la última generación forman parte del comité de selección de la nueva generación. Cuando yo entré en ese comité de selección estaban Ernesto Contreras y Alejandra Sánchez (Smuack, 2015). Ernesto me asesoró en la tesis, me invitó a asistirle en dirección en Las Oscuras Primaveras (2014), y tenemos una relación armónica de colaboración, de intercambiar opiniones. Él me da a leer sus guiones, yo le doy a leer los míos; nos vamos a tomar un mezcal y platicamos de nuevas sugerencias”.
Una de las huellas más importantes que le dejó su periodo universitario fue la camaradería con sus compañeros de generación, con quienes sigue colaborando en proyectos, como con su fotógrafa Ximena Amann: “Nos conocemos tan bien que ella sabe mis gustos, yo sé lo que le gusta a ella. Poner la cámara, encuadrar, hoy resulta muy sencillo.” Fue en esta época cuando comenzó a establecer las preocupaciones que guiarían su trabajo, particularmente aquellas en las que se encuentren la sinceridad y un impulso enraizado en historias profundas y personales.
En el CUEC tuvo a maestros como Roberto Fiesco (Club Amazonas, 2016) quien menciona haberle dado su primera oportunidad como segundo asistente de dirección. “A mí este oficio me ha permitido vivir del cine”, menciona el cineasta que también ha colaborado con Astrid Rondero (Aguas Quietas, 2011), Luis Urquiza (Obediencia Perfecta, 2014), entre otros. Con agradecimiento y humildad, declara que ha aprendido mucho y que desde entonces ya sentía el ímpetu de dirigir su propio proyecto: “Me dejé llevar por esta cosa de asistir, asistir, asistir, y de repente me entró esta necesidad muy fuerte por dirigir. Entonces levanté el cortometraje Cuarto de Hotel (Selección Oficial, FICM 2016), de mi dinero, sin apoyo, y en realidad mi único objetivo era volver a dirigir. Ya tenía una necesidad muy fuerte por crear. Ahora lo que me está sucediendo es que tengo que irme despidiendo poco a poco de la asistencia y empezar a concentrarme en mis proyectos como director.” Este cortometraje significó no sólo el regreso de Zuno a la dirección, sino también el inicio de su firma autoral. En él se vislumbra una tenue pero enriquecida crítica social a la situación de las mujeres trans en México, relacionado con los temas morales, económicos, religiosos, morales y de derechos.

- Rostros de mujer, cuartos de hotel.
“En el cine mexicano hay muchas protagonistas mujeres, pero son protagonistas llenas de estereotipos y tienen preocupaciones superficiales. Me surge esa necesidad de visibilidad de otros rostros de la mujer”.
Un gran tema que ha comenzado a influir en su obra es el mundo femenino. Su primera influencia fue la relación con su madre: “Cuando yo nací ella tenía 18 años, estaba estudiando la carrera en la UNAM y estaba envuelta por un ambiente o búsqueda de cosas distintas. Yo recuerdo que en casa no había televisión y ella buscaba mostrarme otras cosas.” Aunque su madre es economista, se interesaba por acercar a Alejandro al cine. Un vívido recuerdo son las proyecciones infantiles en la Muestra Internacional de Cine: “Me llevó a ver películas francesas. Mucho tiempo después yo identifiqué ‘¡Ah, claro! Eso era de Chabrol (Le Beau Serge, 1958) y ella ni lo sabía.” Cuando le comentó sus intereses, ella se encargó de fomentar su primer acercamiento al cine: la actuación. “Me empezó a llevar a clases de teatro para niños, luego para adolescentes. Pasé casi toda mi adolescencia en la Casa del Teatro y ahí fue donde descubrí que existía un director que trabajaba con los actores y que llevaba la batuta”. La literatura también ha sido una herramienta importante de inmersión hacia ese universo. “Ahora estoy clavado con una canadiense que se llama Alice Munro (Premio Nobel de Literatura, 2013). Son historias cortas y siempre sus protagonistas son mujeres, me interesa mucho el mundo femenino.”
Su trabajo es el reflejo de historias sobre sus preocupaciones por la sexualidad y la identidad de género, en conjunto con sus implicaciones sociales. Dentro de sus personajes están prostitutas trans, jóvenes gay tomándose de la mano en público y mujeres sensibles pero fuertes. No es fortuito que dentro de sus principales influencias estén Pedro Almodóvar (La Ley del Deseo, 1987), François Ozon (La Piscina, 2003) y Julio Medem (Habitación en Roma, 2010): “Estoy viendo que en el cine mexicano hay muchas protagonistas mujeres, pero son protagonistas llenas de estereotipos y tienen preocupaciones superficiales. Yo digo ‘bueno, no son mis amigas, no son las mujeres a mi alrededor’, entonces también me surge esa necesidad de visibilidad de otros rostros de la mujer”.

Los elementos comunes que ha mostrado hasta ahora, son los cuartos de hotel, los personajes de la comunidad LGBT+ y los confidentes inesperados. Dos mundos diferentes que se entienden muy bien y encuentran en el otro comprensión, amor y cariño. Para él, la vida está marcada por casualidades. Es por ello que sus personajes están unidos por relaciones azarosas, y sólo por un corto tiempo. En Los Ojos de Emilio (2005) un chico que está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias por amor, lo encuentra en una relación casual pero inolvidable. En La Despedida de Eugenio (2009) el vacío y la tristeza se disuelven en abrazos y confesiones; Cuarto de Hotel (2016) la identidad clandestina QUE encuentra su luz en una completa desconocida; por último en Oasis, Ofelia descubre un paraje en medio del desierto en Jackeline.
Oasis es la culminación de un camino de aprendizaje. Ha sido el proyecto en el que ha percibido más colaboración con su equipo y donde elevó sus propios niveles de exigencia: “Ya no quiero trabajar si no es de esa manera, porque significa respeto a mi oficio, pero también al espectador. Lo que me quedó claro es que di el cien, no pude haber dado más, fue una entrega absoluta al trabajo. Aprendí mucho del trabajo con los actores, me preparé mucho para enfrentarme a ellos.” Sus dos actrices protagónicas son Norma Pablo (Fisuras, Roberto Fiesco, 2016) y Morganna Love (Made In Bangkok, Flavio Florencio, 2015): “¡Con ellas hice un trabajo!” dice entre risas “sólo son 16 minutos y estuvimos trabajando mes y medio; con Morganna dos meses de varias sesiones a la semana para la construcción de personaje.”
El cineasta mencionó estar muy agradecido con el equipo que colaboró en este cortometraje: “Yo hice Oasis invitando a mis amigos. El presupuesto era muy poquito y no tenía para pagarles lo que ellas cobran, y la verdad es que lo hicieron porque nos queremos, porque hay una visión en común, porque había una historia que nos entusiasmaba juntos. Eso también rescato de haber asistido, he conocido gente maravillosa.”

- VIH, machismo y galardones
“Una problemática social que a mí me parece muy dramática es el de las mujeres infectadas con VIH/SIDA. Realmente hay pocos estudios sobre eso, pero es la tercera epidemia de SIDA en el país”.
Es por todo esto lo anterior –la colaboración con su equipo, el trabajo exhaustivo con sus actrices, su absoluto compromiso- que Oasis ha sido su película más exitosa hasta el momento (ganadora recientemente del Premio Ariel a Mejor Cortometraje de ficción). Pero Zuno no se deja llevar por el brillo del reconocimiento: “Ganar un premio se siente muy bonito, pero los premios los puedes poner en tu librero y ahí se quedan, creo que lo importante es seguir filmando.”
Uno de los logros de esta película fue haber recibido el apoyo del IMCINE, lo cual Zuno reconoce como un avance institucional contra la fobia y discriminación a la comunidad LGBT+, tanto con los realizadores como con las historias: “Yo escucho historias de Roberto (Fiesco) sobre que en esos años era muy difícil encontrar apoyos gubernamentales porque no se apoyaban películas de homosexuales, y ahora Oasis está filmado con un apoyo del IMCINE. Yo tuve la oportunidad de ser jurado ahí y lo que discutíamos era la calidad de los proyectos, no los temas. Creo que ha habido un avance importante.”

Oasis es un paso adelante en materia de visibilidad de la diversidad sexual y sus impactos sociales. “Una problemática social que a mí me parece muy dramática es el de las mujeres infectadas con VIH/SIDA. Realmente hay pocos estudios sobre eso, pero es la tercera epidemia de SIDA en el país: mujeres de bajos recursos, baja escolaridad, que son infectadas por sus maridos que tienen relaciones sexuales fuera del matrimonio. Este fenómeno me parece que encierra, que habla mucho de nosotros como sociedad. Por un lado, que no hemos sido capaces de aceptar nuestra diversidad, y por eso hay tantos hombres que se ven llevados a llevar una vida heterosexual: casarse con una mujer, tener hijos, pero no es que lo hagan por cabrones, lo hacen porque también son víctimas de una sociedad que no les permite vivir abiertamente su preferencia sexual y ellos creen que no hay otra alternativa. Claro, los deseos pueden más y se ven llevados a llevar una vida clandestina y no saben cómo cuidarse, protegerse, porque tampoco les están llegando las campañas de prevención o detención.”
El reto para Zuno fue escribir un guion con una crítica social implícita y objetiva, que no cayera ni en lo explicativo ni en los juicios. Un ejemplo es la escena en la que Ofelia entra al bar Oasis: “Yo no quiero juzgar a mis personajes. No quería decir ‘este hombre es un cabrón’, y de hecho se muestra el lugar como un espacio de celebración, no es un lugar sórdido, no vemos a los hombres tristes. Se ven felices, sonriendo, porque me parece que la labor del cineasta con sus personajes es abrazarlos y comprenderlos sin importar las circunstancias que estén viviendo y hacer una crítica más profunda pero no a ellos sino al contexto social que nosotros mismos hemos generado y permitido que siga.”
Las víctimas de la violencia y la discriminación no sólo son de la comunidad LGBT+, son también las mujeres heterosexuales que confían ciegamente en sus esposos pero que en realidad desconocen sus preferencias sexuales, un tema importante de visibilizar: “Me sorprende cómo la comunidad gay hemos aprendido a cuidarnos y hemos dejado de ser un grupo vulnerable, y las mujeres que están casadas, que llevan una vida monógama se han convertido en un grupo vulnerable. Entonces espero que esté aportando visibilidad a eso, en general creo que todo el cine de diversidad además de tener un valor cinematográfico también tiene un valor social en ese aspecto de aportar a la visibilidad.”

- El cine, su compromiso con la comunidad LGBT+
“Mi ópera prima trata de la intersexualidad, es un tema que es muy difícil, mucha gente ni siquiera sabe a qué se refiere. Espero que efectivamente los premios abran puertas que voy a seguir tocando”.
La preocupación de Zuno por el ambiente político en materia LGBT+ se puede encontrar también en su cortometraje 25 Días de Lluvia y Sol (2005) para el cual documentó la 25ª marcha del orgullo en la capital mexicana. Hoy, a quince años del documental, ve en el país un proceso diverso, pero aún sin concluir: “En esos años uno no le daba tan fácil la mano a su novio en la calle, y ahora se ha vuelto una imagen común en ciertas zonas de la Ciudad de México: en la Condesa, en la Roma, en la Zona Rosa. Todavía hay otras zonas donde es más complicado, pero en general creo que en la Ciudad sí ha habido una apertura hacia la diversidad sexual, pero no sucede lo mismo en otros estados del norte o del sur. Justo esta epidemia de VIH/SIDA está en Chihuahua, en Nuevo León, en Estados donde todavía reina una sociedad más conservadora, el machismo, donde muchos hombres a pesar de ser homosexuales no conciben vivir abiertamente su preferencia sexual y se tienen que casar.”
Al respecto, Zuno ve como algo muy positivo el que se cuente con espacios donde se puedan exhibir películas sobre diversidad sexual en México, en pos de crear visibilidad de las comunidades que han sido marginadas y discriminadas: “Lo que está haciendo ahora el Programa de Diversidad Sexual + de Morelia, de presentar películas en el Museo de Memoria y Tolerancia se me hace genial, es una labor increíble que reivindica la difusión. Cuando existen estas cosas nos da esperanza a los directores.”
El cineasta también tuvo oportunidad de darnos un adelanto de su siguiente trabajo. Su ópera prima abordará otro color del prisma de la diversidad sexual, continuando por el camino de presentarnos de manera humana a las personas que no se retratan frecuentemente en el cine mexicano: “Mi película trata de la intersexualidad, es un tema que es muy difícil, mucha gente ni siquiera sabe a qué se refiere, estoy un poco preocupado de no conseguir los apoyos. Espero que efectivamente los premios abran puertas, yo voy a seguir tocándolas”.

Si algo muestra el cine de Alejandro Zuno, sea o no su intención, es que la humanidad es rica porque es diversa. Hay poco control en el azar, en la vida cotidiana; paradójicamente es la responsabilidad de la sociedad, la construcción del entorno, sea a partir del arte o de asociaciones civiles.
Con este espíritu, es primordial combatir el miedo a la libre expresión, a dejar ir y sentir amor. Moerlia continuará en su esfuerzo por ampliar los espacios, las temáticas, la libertad de expresión en el cine mexicano para que cineastas como Alejandro Zuno, puedan encontrar sus voces y brindar historias que no apelen a prejuicios, sino a sentimientos universales; para que las mujeres y la comunidad LGBT+ se puedan sentir fielmente representadas en pantalla fuera de estereotipos anacrónicos fundados por el odio, la incomprensión, la distancia, la cosificación. Mujeres como Jackeline, deben ser vistas a los ojos porque en cualquier desconocida puede descansar una amistad comprensiva, a pesar de las diferencia. Iluminar la clandestinidad y la vergüenza para que personas como Agustín puedan vivir su sexualidad libremente, de manera sana y con el regocijo del amor.
El Programa de Diversidad Sexual + de Morelia se siente honrado por la participación del galardonado cineasta mexicano Alejandro Zuno, en el Museo de Memoria y Tolerancia, y le desea lo mejor para su ópera prima y futuros proyectos, los cuales son parte de un camino hacia una cinematografía nacional orgullosa de su diversidad.
Fuentes: Vimeo Alejandro Zuno, IMDb.